En la sociedad en la que vivimos, necesitamos modelos que seguir. Ahora más que nunca, tomar ejemplo de quien hace las cosas bien debe ser una guía para ayudarnos a mejorar.
Quizá sería intersante hablar sobre la economía en el Polo Norte, de como se sustenta básicamente con las exportaciones de la empresa Papá Noel LTD, y como se obtienen importantes plusvalías importando productos de China a bajo coste, para luego repartirlos por el resto del mundo inflando el precio, con unos costes de transporte baratísimos (la comida de los renos), sin dependencia energética exterior (ya que el trineo no consume combustibles fósiles), sin presión fiscal, porque no hay gobierno al que dar cuentas (el sueño de todo neoliberal), y sin ONGs que critiquen que se está usando mano de obra esclavista, los elfos, a los que no se les paga, que trabajan de sol a sol, y que carecen de los más fundamentales derechos.
Y la verdad, a Papá Noel le importan un huevo las presiones internacionales. Mientras detrás de todo esté Coca-Cola, que le proporcionó no solo su atuendo, sino recursos ilimitados, es intocable. Tiene un cuerpo de abogados más poderosos que más de la mitad de los países del mundo, y el Polo Norte no tiene acuerdo de extradición con nadie, y como EEUU está de su lado, no corre peligro de una intervención de los marines al estilo de la de Bin Laden.
Técnológicamente son la polla. Su industria termonuclear ha conseguido crear motores con los que el trineo se puede propulsar a velocidades que ríete tú del Halcón Milenario. Y sus satélites les dotan de un control absoluto del resto de la población. Saber quién ha sido bueno y quién ha sido malo no está al alcance ni de CIA, ni Mossad, ni del puñetero 007 al servicio de su Majestad.
Huelga decir que Papá Noel es un dictador, que con brazo de hierro ha atemorizado a toda la población de su territorio, y que gracias a prebendas y a jornadas de caza de focas, tiene embelesados a cuantos líderes mundiales trata.
Por tanto, ahora que nos precipitamos hacia un modelo nuevo, desde aquí queremos reinvidicar la estructura política y económica del Polo Norte.
Por Sucio Mcgardigan.
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