"Gran problema es en la Corte
averiguar si el Consorte
cuando acude al escusado
mea de pie o mea sentado".
Pues hay que situarse a mediados del siglo XIX en la vieja piel de toro. España, en concreto el 10 de octubre de 1846, asistía al matrimonio entre Isabel, hija del inefable Fernando VII y futura reina de España bajo el nombre de Isabel II, y su primo hermano Francisco de Asís de Borbón, con el que ella no quería casarse debido a su homosexualidad. Francisco, tatarabuelo de nuestro actual Rey, por cierto, era un tipo bastante extraño, según se cuenta, y fue objeto de mofas y de sonetos, como el que precede este relato, durante los veintidos años que duró su reinado.
Latente, patente, oculta o como fuere la tendencia sexual real, los monarcas tuvieron doce hijos, de los que solo cinco sobrevivieron a su niñez. Entre ellos, Alfonso XII, futuro Rey de España, y objeto de una emotiva película y canción.
El caso es que al amigo Francisco no lo dejaron en paz. Se comentaba que sus hijos no eran suyos, ya que no había consumado el matrimonio, y debido a una rara enfermedad, hipospadia, tenía el orificio del pene en el tronco y no en el glande, por lo que no podía orinar de pie, lo que provocaba a la inventiva popular que le dedicaba hirientes poesías.
"Paco Natillas es de pasta flora y se mea en cuclillas como una señora"
Si a lo dicho le unimos que la reina Isabel II tenía fama de... cómo decirlo... ninfómana, pues la corte no se aburría. Si a eso le añadimos que los nobles españoles han sido poco de trabajar siempre, y mucho de saraos y cotilleos, pues la diversión estaba asegurada mientras el General Espartero y O'Donell se repartían el poder, Prim confabulaba, y la madre que los parió a todos los guiaba para llevar una vez más a la ruina y al ridículo más espantoso a nuestro país.
Así que en 1868, cuando comienza la Revolución Española, comandada por Juan Prim y Antonio de Orleans, los Reyes dijeron aquello de "Hasta luego. Vamos por tabaco", y se exiliaron a París. Francisco murió allí en 1902.
Su cuerpo fue trasladado y está enterrado en el Panteón de los Reyes del Monasterio del Escorial, curiosamente con las reinas regentes, lo que no pretende ser un comentario machista, sino simplemente curioso.
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