"Con frecuencia, bajo un traje sucio se esconde una gran sabiduría." Marco Aurelio

lunes, 25 de marzo de 2013

¡Qué kitsch es todo!: La carta a los Reyes Magos











“LA CARTA A LOS REYES MAGOS” POR EL TIO MATT (EL VIAJERO)




Todos los años, después del verano se abría la veda para comenzar a redactar la carta a los Reyes Magos. Quedaba todavía mucho tiempo por delante, pero un asunto de tanta importancia no se podía dejar hasta el último momento. El niño de los ochenta ya sabía de antemano lo que quería, ya había realizado una concienzuda prospección del mercado del entretenimiento infantil (si hubiese dedicado el mismo esfuerzo a los libros ahora podría ser ministro), y tenía muy clara sus prioridades. Este primer boceto de la carta era el más realista y no queríamos dejarnos nada fuera de la misma, con lo que la carta se parecía al catálogo del continente de juguetes, abarcaba todas las categorías: juegos de mesa, muñecos de acción, deportes, charcutería,  etc.
Posteriormente nuestros padres hacían de asesores independientes de los reyes magos y nos iban modificando la carta en función de diversos criterios: Es que la Nintendo ya no les va a dar tiempo a fabricarla; es que se les han acabado las ruedas de las bicicletas y va a ser que no; Es que 7.000 pesetas por el Fort Apache es una locura… quiero decir, es que tu madre y yo estamos en contra del trato que recibieron los nativos americanos por parte de las fuerzas de represión estadounidenses.
Pero después de arduas negociaciones más propias de la crisis de los misiles de Cuba se llegaba a un consenso y año tras año podíamos disfrutar de juegos y juguetes que ya forman parte de la historia.


Me encantaban los He-Man, o Masters del Universo como se llamaban realmente. Muñecos de acción de un tiempo en el que el modelo para los niños era Arnold Schwarzenegger y todos queríamos ser como él. Tarugos atrofiados ultra-fibrados con acento austriaco.
Mattel aprovecho este icono de belleza para crear a He-Man, y vive dios que lo consiguió (observad lo desproporcionado de su fisionomía). Y no contento con ello creó toda una pandilla de bienhechores que luchaban contra el malvado Skeletor, que representaba todo lo malo de la época, (drogadicción, sida, comunismo, etc). Mención aparte merece uno de los mejores amigos de He-Man, un gran amante de la segunda enmienda estadounidense, el hombre arma, un fanático con bigotillo al cual le aparecían pistolas y ametralladoras de cualquier parte de su fornido cuerpo (yo tenía a este último).


Míticos también fueron los juguetes de Playmobil, los “clicks” como también se les conocía. Con toda una variedad de temáticas, romanos, medievales, vaqueros, policías y bomberos, en los últimos 20 años han añadido alguna temática más: Mansión victoriana, auto caravana, zoológico, el arca de Noé, el belén de Navidad, safari en Kenya  renovando el DNI, oficina bancaria, colección de espionaje, piratas fantasmas, fiebre disco años 70, hombres prehistóricos, la granja, cruzando el estrecho, clínica de desintoxicación, edición especial “La Macarena” con figuritas de Los del Río  las Olimpiadas, taller mecánico, manteros, Papa Noel y sus duendecillos, asfaltando la M30, edición especial Julián Muñoz y la Pantoja.  Y un montón de etcéteras.

Otro de los clásicos que nunca faltaba en la carta eran los juegos de mesa, una variedad de entretenimiento familiar hoy en desuso. Ahora este segmento parece estar destinado al público de menor edad con juegos muy infantiles  y simples (Antón Zampón, Salta al Pirata… pss, todos son iguales).  Pero ¿Qué hay de aquellos juegos de nuestra época?  Los Juegos Reunidos, El Imperio Cobra o mejor aún, el genial Misterio (que era como el Cluedo, pero con fantasmas y monstruos). En mi infancia llegamos a gastar, entre mis hermanos y primos, varias ediciones de este último.

¿Tiene cabeza de huevo?... No sé en vuestras casas como sería, pero en la mía esta era la primera pregunta que se hacía siempre al jugar al ¿Quién es quién?, y si a tu oponente la había tocado de inicio a Bill estaba perdido.  Este juego era simplemente genial, por su sencillez, y por lo divertido que era. La nueva versión también es muy recomendable.



También se puso muy de moda los juegos Cualquiercosa-nova. Se trataba de una nueva forma de jugar aprendiendo y valía cualquier actividad que desarrollara el potencial de los niños de la época. Estaba el Micronova, que iba de microscopios con tecnología japonesa y 4 aumentos; El Alfanova, que era de alfarería (con  su torno y todo); el Choconova, para hacer bombones y chuches de chocolate;
el Arcologicnova que servía para desenterrar mamuses y descubrir tumbas egipcias en el jardín de tu casa (venía con reliquias incluidas que sólo tenías que enterrarlas previamente); el Astronova, al que le debemos el descubrimiento de varios planetas nuevos; y muchos otros "nova" más.



A finales de los ochenta la empresa Games Workshop creó un juego de pseudo rol, llamado Hero Quest, un juego de mazmorras medieval cuyos protagonistas eran unos héroes fantásticos que tenían que luchar contra el mal.   







Este fue el primero de una saga de 3 juegos caracterizados por la excelente ambientación y lo cuidado de las miniaturas que eran las fichas. Cada nuevo lanzamiento mejoraba con respecto al anterior en este aspecto, siendo el mejor el “Cruzada Estelar”, ambientado en una nave espacial aparentemente abandonada, en la que entran 3 comandos de “Legionarios Espaciales” con una misión concreta, pero no están solos, la nave está infestada de alienígenas con muy malas pulgas. Se trata de un juego espectacular, en el que uno de los jugadores tiene al mando a un poderoso ejército del mal. Claustrofóbico, realista, cruel… maravilloso. 




El último fue el más ambicioso, el Battle Master. Un juego con un tablero gigante y unas figuras super cuidadas (pasabas más tiempo preparando el juego que jugando), pero era un auténtico lujazo.







También había una amplia gama de juegos para chicas, (discúlpenme las féminas por no extenderme mucho, pero es que yo era un chico y recuerdo sobre todo los juegos de chicos). De entre estos siempre recordaré el “Diseña la Moda”, este juego forjó a grandes diseñadores como Vittorio y Luchino, Valentino, Custo, etc. Es más, alguno de ellos ha asegurado que sigue usándolo para preparar sus colecciones. Uff, tenía tantas alternativas.



Casio fue el gran mecenas musical de la década de los ochenta (y parte de los noventa). ¿Qué niño no tenía o quería un teclado eléctrico Casio? Y su gama iba desde el modelo más simple a los grandes teclados. En aquellos años todos queríamos parecernos a Luis Cobos o Nacho Cano y tener dos teclados para tocarlos al unísono. El mío era un PT87, ése que iba encendiendo lucecitas para que pudieses interpretar las maravillosas 4 piezas que contenía el casete que incluía. Desde aquí quiero acabar con la leyenda urbana que decía que si podías demostrar que habías interpretado una pieza obteniendo la puntuación máxima en la autoevaluación (botón rojo) te convalidaban dicha demostración con quinto de piano del conservatorio y ya estabas preparado para dar conciertos. Esto no es cierto.
Me da un poco de vergüenza admitirlo, pero también recuerdo con un cariño especial otro tipo de juego, uno sin maldad, sin mala leche, descafeinados, simples… los juegos de parejas del mundo. Era como el Mus de los niños, como el Poker, como el Julepe… creo que esto también se lo compraré a mis hijos. Gracias a este juego aprendimos como vivían las diferentes culturas (los esquimales, los mandingas, los chinitos, los indios…). Hoy en día se actualizaría como: “Familias bizarras del mundo” y estaría basado en personajes de la farándula:
- ¿Tienes a Paquirrin? 
- No
- Pues roba Mari Puri.
- Uy, ¡¡la princesa del pueblo!!! Gané, gané, gané
- ¡Ay, la mala puta!
- Mirad:  Belen Esteban, Fran, Andreita y la tortuga mascota de la family; Rocio Jurado, Ortega Cano, Roberto Manuel (o cómo se llame, pués no vale la pena ni dedicar un minuto a averiguarlo en internet) y Margarita de los Vientos (idem); La Pantoja, Julián Muñoz, Paquirrin y su hermanita; etcétera etcétera.


Como ha cambiado la cosa, ya no es escriben cartas a los reyes magos, ahora directamente se les escribe un tweet. Los juegos de mesa están basados en programas de televisión: El juego de Mujeres, hombres y viceversa  (Breve inciso: ¿Qué coño es un tronista? según la RAE esa palabra no existe); El juego de Amar en tiempos revueltos; El juego de Españoles por el Mundo… Y qué decir sobre los muñecos y muñecas. Antiguamente las series se basaban en juguetes de éxito, ahora los juguetes se basan en series de éxito. Funboy y Chum Chum; las Monster High; Bob Esponja... Rercodad aquellos juegos de cartas en los que se iban diciendo características de un coche, o de aviones, de barcos, y quien obtenía la mayor puntuación ganaba, se llevaba las cartas y repetía turno, ahora es muy difícil encontrarlos, pero no imposible.


¡Ay! (suspiro), añoro aquellos años en los que uno era un despreocupado niño, con alegres e inocentes ojillos y cantarines rizos rubios que ondeaban al viento, y no un “sanguango” hipotecado, gordo, medio calvo y que aún conserva parte de esa mentalidad infantil. 

El tío Matt, el viajero

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